Benny Hill, el dueño del vodevil
El humorista británico y una muerte fuera de todo libreto.
La escena que inicia este relato debería ser el final, pero es el principio.
El señor de 68 años, millonario, pero que usa ropa gastada y compra comida de oferta en el supermercado, se sienta a ver la televisión en el tercer piso de su casa alquilada en Teddington, un barrio ubicado al oeste de Londres, cerca del Támesis.
Y se muere.
Y permanece allí, sentado frente al aparato encendido, cinco días. Hasta que a su representante se le ocurre pensar que ya es demasiado una docena de llamadas sin respuestas y va hasta su casa a ver qué sucede.
El millonario de 68 años, actor, humorista, vive solo. Su madre, que vivía con él, murió hace poco, y está muy solo. Nunca tuvo una relación conocida, soportó un par de rechazos de propuestas de casamiento y varios rumores de homosexualidad y de impotencia.
Al quinto día de aquella muerte provocada por una trombosis coronaria, la policía, alertada por Denis Kirkland, el representante, entró a la casa y encontró al cadáver en el sillón frente a la televisión encendida.
Así terminó la vida Alfred Hawthorne Hill. Conocido mundialmente como Benny Hill.
El creador de un éxito extraordinario al que seguían millones de telespectadores en más de 100 países: El show de Benny Hill.
Alfred Hill nació en Southampton, en el sur de Inglaterra, el 21 de enero de 1924. Luego de salir de la escuela fue lechero, chofer, baterista.
Y se fue convirtiendo en un showman. Hacía sus espectáculos en cafés, en el transporte público, en clubes nocturnos y en pequeños teatros. Allá por el 41, debutó en uno que se llamaba “Benny” y de allí sacó su nombre.
“El show de Benny Hill” nació en las calles antes que en la televisión y también nació en la radio.
En el 49 pisó la televisión haciendo un programa llamado “Hi There” y en el 55 la BBC comenzó a emitir regularmente “El show de Benny Hill”. Allí permaneció hasta 1969 cuando pasó a Thames TV donde estuvo por 20 años más.
Fueron 35 años de éxito.
“El show de Benny Hill” era un espectáculo de vodevil que utilizaba a chicas en bikini que lo perseguían en cámara rápida como si fuera el único hombre vivo sobre la tierra o abusaban de su ingenuidad.
Aquí hay una buena descripción, que apareció en una nota de un diario español:
“Los gags, aunque ingenuos, eran geniales y Benny Hill era un gordito un tanto pícaro, pizpireto y con una mirada estrábica en cuanto veía a una mujer. El problema eran esas chicas que a la menor ocasión se desnudaban parcialmente y se le insinuaban, sin que él hiciera algo más que tomarlas de la cintura, mirar maliciosamente a la cámara y salir huyendo ”.
Se animaba a todo. A reírse de la reina, a parodiar a los Rolling Stones ya cantar disfrazado de varios personajes.
En Argentina
El programa se emitió por primera vez a mediados de los 70 en Canal 11. La voz que doblaba a Benny, aquí y en toda Latinoamérica, era la del actor argentino Natalio Hoxman, un hombre de teatro que participó en el programa “Las dos carátulas ”de Radio Nacional hasta su muerte en 2004.
También se pudo ver a Benny Hill por Canal 9 hasta 2002. Y por Magazine volvió a emitirse esporádicamente en 2011.
Durante la Guerra de Malvinas, el dictador Leopoldo Galtieri mandó quitar el programa del aire por provenir “del enemigo”, pero como tenía una calificación impresionante no le dieron bola.
Se pudo ver un episodio donde Benny se burlaba de Margaret Thatcher en medio del conflicto. Ese episodio fue prohibido en Gran Bretaña.
Más allá de que la obra de Benny Hill tenía grandes admiradores, como Charles Chaplin y Michael Jackson, su luz se fue apagando al compás de una lucha contra las asociaciones feministas que lo sacaron de la televisión británica en 1989.
En el resto del mundo se siguió pasando, pero en su propio país fue mala palabra. “En Gran Bretaña Benny Hill es tabú”, dijo su biógrafo.
Todas las inspecciones moralistas que se pueden hacer de una obra que sucedió exitosamente hace más de tres décadas, son 50 centavos aparte.
Lo cierto es que Benny Hill fue un artista que hizo reír a varias generaciones y que instaló una picaresca que evidentemente ya no se usa. Un humor de vodevil que no es bien recibido en estos días. Pero eso no mancha lo que fue.
El contexto siempre manda a la hora de sacar esas conclusiones. Sino, el resultado es tramposo.
Luego del alejamiento del éxito, Benny desmejoró su cuidado físico, llegó a superar los 100 kilos, y en 1992 tuvo un infarto. Se negó a hacerse un bypass coronario y falleció en aquel tercer piso con la televisión encendida.
Por último, hablemos de la famosa canción de las persecuciones. Cuando terminaba el show siempre había un gag donde en cámara rápida todos corrían y eran corridos. El tema que acompañaba esas escenas bizarras se llama Yakety sax, es de 1963 y su autor es Homer Louis Randolph.
Ahora sí, en el final, no podemos dejar de mencionar al viejito petisito que Benny atormentaba graciosamente con palmaditas en su pelada.
Jackie Wright era su nombre. Le decían el pequeño Jackie. Nació en Belfast, Irlanda del Norte, y murió allí a los 84 años. Se hizo tan famoso que tuvo un club de fans y hasta propuestas para un programa propio.
El show está ahí.
Benny Hill sigue con su cara de pícaro buscando la complicidad directa del espectador con una mirada.
Sigue caminando por su amada Marsella.
Sigue comprando las ofertas del supermercado.
Sigue esperando en aquel sillón con la tele prendida y sin vida.
Sigue con sus fracasos amorosos que lo han vencido, sigue sin poder acercarse a una mujer en la vida real, sigue admirando a su personaje que en el show está rodeado por chicas bonitas que le sugiero todo.
Sigue persiguiendo lo que sabe que nunca va a alcanzar.