Las cámaras antifraude de Putin propiciaron el Gran Hermano más grande del mundo
Con el fin de aventar el clima de fraude en las elecciones nacionales del domingo pasado, el reelecto líder ruso colocó cámaras web en todos los centros de votación, con libre acceso para cualquiera con conexión a Internet.
Las peculiaridades del "alma rusa" tomaron notoriedad otra vez merced al proyecto del líder Vladimir Putin de instalar cámaras web en cada sala de cada colegio electoral del país, para aventar las sospechas de fraude sobre las elecciones que lo consagraron en los últimos días con un porcentaje plebiscitario y sospechado por la oposición.
Sin embargo, la medida propició el nacimiento de un silvestra Gran Hermano que podría catalogarse como "el más grande y caro de la historia". Para algunos ha sido algo más: un experimento sociológico para que el país más grande del mundo se conozca un poco mejor.
Con las cámaras web muchos rusos pudieron volver a ver el colegio que dejaron atrás y hasta demostrar por unos segundos sus dotes de baile al país entero. 110 millones de votantes estaban invitados a este 'Gran Hermano' a escala nacional.
Es que todo el mundo con conexión a Internet ha podido escucriñar a placer durante días lo que ocurrió en esos lugares antes, durante y después de la votación. Muchos de los 2,5 millones de rusos registrados para poder ver en directo la votación presenciaron la noche anterior a la votación del domingo el 60 cumpleaños de Nickolai, un hombre organizó su fiesta donde horas más tarde estarían las urnas y que ya es una celebridad en Internet por su estilo de bailar: de la intranet oficial ha pasado a youtube y en las discotecas ya imitan su contoneo sexy.
Más impactante fue ver al presidente checheno, Razman Kadirov, bailando una danza chechena junto a la urna justo antes de votar. Más tarde se ha dicho que se trataba de un votante muy parecido a él, pero en todo caso no supuso una excepción pues ciudadanos de todas las edades, desde abuelas hasta niños, se arrancaron a bailar junto a las urnas para exhibir su alma rusa. Mención especial merece un adolescente que deja grabando la emisión de la webcam para presentarse raudo y veloz en la votación para entrar y salir de la cabina para decidir su voto haciendo un aparatoso show de breakdance que provoca el pasmo general en la sala de votaciones.
El internauta puede ver también clases de aerobic, policías cayendo dormidos o tocándose la entrepierna, parejas dando rienda suelta a su deseo y hasta una rata solitaria que, poco preocupada por el fraude, salió a dar una vuelta antes de que los humanos acudiesen a votar.
La cantidad de perlas es infinita y los rusos que no han podido viajar durante estos últimos días, que son puente en Rusia, se conforman pegados a la pantalla saboreando los vídeos virales que surgen a cada instante con las excentricidades de su patria chica, la de sus padres o regiones donde nunca han estado pero que parecen habitadas por gente con un humor excelente. "¡No quiero que quiten las cámaras!", exclamaba una joven en twitter hace unos días.
Rusia se ha mirado a sí misma sin recurrir esta vez Tolstoi ni a otros clásicos, pero parece que el flechazo ha sido el mismo.