Rusia: temen un infierno por el alcohol en las fiestas de año nuevo
Las autoridades sanitarias de la federación euroasiática alertan sobre la posibilidad de que haya "diez días seguidos" de jarana alcohólica en un país en el que mueren cada años unas cien mil personas por excesos de ese tipo. "No hay peor enemigo para un ruso que él mismo", alertaron.
Las autoridades sanitarias rusas han advertido de que las fiestas de Año Nuevo, que comenzarán en este país el próximo domingo, corren el riesgo de convertirse en "diez días de infierno" debido al altísimo consumo de alcohol. Rusia, cuarto consumidor mundial por habitante, registra alrededor de 100.000 muertos cada año a causa del alcohol.
"La mayoría de nuestros ciudadanos se van a abandonar a su propia suerte, y no hay peor enemigo para un ruso que él mismo", ha declarado a la prensa el máximo responsable del Servicio Federal de Protección de los Consumidores, Gennadi Onishchenko.
Los rusos celebran el Año Nuevo con diez días de vacaciones, que comienzan el 29 de diciembre y concluyen el 9 de enero. Este periodo, según la agencia estatal de noticias RIA Novosti, se caracteriza por un fuerte incremento de los casos de embriaguez y del número de incendios.
Según Onishchenko, la mejor forma de impedir una "atmósfera insana" durante las vacaciones es que los rusos que tengan hijos pequeños se abstengan de beber durante las fiestas del Año Nuevo a fin de que, como "padres de familia", no den "mal ejemplo" a los niños.
Según las estadísticas oficiales, alrededor de 23.000 rusos mueren cada año por intoxicación etílica y otros 75.000 por enfermedades relacionadas con el alcohol. Rusia es el cuarto país del mundo en el consumo de alcohol por cada habitante mayor de 15 años, sólo superado por Moldavia, República Checa y Hungría, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Onishchenko, de 62 años, se ha hecho famoso desde 1996, cuando asumió el cargo, por su tendencia a interpretar en términos de salud cualquier acontecimiento público del país.
Por ejemplo, en diciembre de 2011 aconsejó a los rusos que no participaran en las manifestaciones contra la victoria electoral de Rusia Unida -el partido del presidente Vladimir Putin- porque podían coger frío y resfriarse.