Belgrano, el primer "metrosexual"
El creador de la Bandera Nacional era un hombre con estilo y refinamiento que generaba los suspiros femeninos.
"Belgrano era un metrosexual, estaba siempre impecable y hasta usaba perfume, cosa que en esa época no se conocía. Las mujeres morían por él", explica Daniel Balmaceda, el historiador que decidió que los detalles personales de la vida de los próceres, merecían ser contados.
Según relató el brillante historiador en un artículo en Infobae en 2019, Belgrano arribó a Londres en 1815. Allí conoció la tendencia que se llamó el dandismo, que no solo le cambió el vestuario a los señores, sino que también afectó sus actitudes cotidianas.
"Las principales características de esta moda fueron el refinamiento, la preocupación por la apariencia, la atención a los detalles y el manejo natural de los buenos modales. El dandismo no era solo ropa, sino sobre todo una actitud frente a la vida", explica Balmaceda.
Belgrano asimiló ese gusto por lo refinado durante su estadía en Londres. Por otra parte, la adopción del nuevo vestuario respondía a necesidades protocolares. Pasearse por la corte londinense con calzón corto, medias de seda y zapatos con hebilla, como solían hacerlo en Buenos Aires, no se correspondía con el entorno en el que se movían.
Según Balmaceda: "El dandismo les dijo basta a las pelucas de los señores, así como también a otras usanzas masculinas tales como las joyas, los zapatos de taco y hebilla y el empolvado en la cara", y agrega "el principal referente del nuevo estilo fue un trepador social de origen humilde, George “Beau” Brummel, asesor del príncipe de Gales —futuro Jorge IV de Inglaterra— y luego árbitro de la moda de una corte que requería un vestuario acorde con la actividad ecuestre y la caza. Simple y elegante".
Así era el estilo que adoptó Belgrano y que a su regreso, despertaba los suspiros de las damas porteñas: simple y elegante. "Si viajáramos en el tiempo hasta 1815 y quisiéramos parecer dandis, deberíamos ocupar una buena cantidad de tiempo en vestirnos de manera que parezca sencilla y a la vez refinada. Una vez que la ropa está en su lugar, deberemos atender a las maneras", explicaba el historiador.