Max Verstappen sigue escalando el conflicto con la FIA por el uso de ‘palabrotas’ con los micrófonos abiertos mientras maneja su Red Bull. La FIA, basándose en el Código Deportivo Internacional, condenó al campeón mundial reinante a realizar tareas comunitarias, y Max se lo tomó a pecho. 

El neerlandés alega que en todos los deportes insultan durante un juego, “pero no tienen micrófonos”, y aclaró que seguiría utilizando frases como “coche de mierda” (epíteto endilgado al malhadado coche austríaco de 2024 por Mad Max este fin de semana en Singapur).

Los sucesos se desencadenaron el jueves anterior a la carrera. En respuesta a la sanción, Verstappen adoptó una actitud desafiante durante el fin de semana. En la rueda de prensa del sábado, sus intervenciones fueron breves y poco elaboradas. Además, organizó sesiones de prensa informales fuera del ámbito oficial, lo que generó mayor interés en su postura. Tras la carrera del domingo, repitió esta acción, lo que intensificó la atención mediática sobre su comportamiento.

El piloto expresó su preocupación por cómo estas sanciones podrían influir en su futuro dentro de la Fórmula 1. “Este tipo de cosas definitivamente también deciden mi futuro”, afirmó. Verstappen comentó que, si bien es importante tener éxito y lograr victorias, también busca disfrutar de su carrera. “Una vez que has alcanzado ciertos logros, deseas tener una experiencia positiva en el deporte. Si tengo que enfrentar este tipo de situaciones, no es una forma sostenible de continuar en la Fórmula 1”, añadió.

Verstappen mostró una actitud de indiferencia respecto al impacto que su eventual retiro podría tener en la categoría. “No sé cuán serias serán estas situaciones. Pero cuando es suficiente, es suficiente. La Fórmula 1 seguirá su curso independientemente de mi presencia, y eso no es un problema”, expresó el piloto.

El incidente generó diversas reacciones dentro del ámbito automovilístico. Mohammed ben Sulayem, presidente de la FIA, comentó sobre la necesidad de mantener un comportamiento adecuado durante las competiciones, enfatizando que el automovilismo debe diferenciarse “del rap”, donde el uso de lenguaje vulgar es más común. “No somos eso”, afirmó, agregando más leña al fuego con afirmaciones que a Lewis Hamilton (que defendió a Max en sus argumentos) le parecieron racistas. Y Franco Colapinto agregó un posteo irónico sobre el tema. 

Por su parte, Verstappen minimizó la gravedad de sus palabras, argumentando que su comentario no fue tan ofensivo. “No era una expresión muy grave; el auto no funcionó correctamente. Pido disculpas por el lenguaje, pero es la realidad. Todos utilizamos ese tipo de palabras en el ambiente, aunque algunos más que otros”, sostuvo Max.